El síndrome de dolor crónico idiopático es una enfermedad común, incapacitante y costosa. Se cree que es de origen psicológico, pero puede implicar mecanismos fisiológicos tanto cerebrales como periféricos. A menudo se asocia a la depresión. Su evaluación y tratamiento deben ser multifactoriales, es decir, médicos, psicosociales y psiquiátricos. Una evaluación médica inicial exhaustiva es de vital importancia para identificar cualquier factor orgánico contribuyente y para ganarse la confianza del paciente. También es esencial llevar a cabo una evaluación psicosocial y psiquiátrica para evaluar el papel de los factores psicológicos y socioeconómicos y establecer si existe un trastorno psiquiátrico diagnosticable. Lo más probable es que este último sea un trastorno depresivo, de ansiedad o somatomorfo. Si la evaluación médica no da una explicación orgánica plausible para el dolor del paciente, hay que decírselo claramente. Hay que decirle al paciente que el objetivo del tratamiento no es curar el dolor, sino ayudarle a mejorar su funcionamiento y su sensación de control sobre el dolor y la vida en general. El tipo de tratamiento que tiene más probabilidades de lograr este objetivo es el que es multifactorial e integral, en lugar de centrarse en una sola modalidad de tratamiento.