Piedras de Ica

Una colección de piedras de Ica que rodean un retrato de Javier Cabrera

Mientras tanto, en 1966, el médico peruano Javier Cabrera Darquea recibió una piedra que tenía un dibujo tallado de un pez, que Cabrera creía que era de una especie extinta. El padre de Cabrera había iniciado una colección de piedras similares en la década de 1930, y basándose en su interés por la prehistoria peruana, Cabrera comenzó a coleccionar más. Inicialmente compró más de 300 piedras a dos hermanos, Carlos y Pablo Soldi, que también coleccionaban artefactos preincaicos, y afirmaron que habían intentado sin éxito interesar a los arqueólogos en ellas. Más tarde, Cabrera encontró otra fuente de piedras, un agricultor llamado Basilio Uschuya, que le vendió miles más. La colección de Cabrera creció, llegando a tener más de 11.000 piedras en la década de 1970.

Cabrera publicó un libro, El Mensaje de las Piedras Grabadas de Ica, sobre el tema, discutiendo sus teorías sobre los orígenes y el significado de las piedras. En él argumentaba que las piedras eran una prueba «de que el hombre tiene por lo menos 405 millones de años» y de lo que él llama el hombre «gliptolítico», humanos de otro planeta. Dijo que «mediante el trasplante de códigos cognitivos a primates altamente inteligentes, los hombres del espacio exterior crearon nuevos hombres en la Tierra». Las piedras de Ica alcanzaron un mayor interés popular cuando Cabrera abandonó su carrera de médico y abrió un museo para exhibir varios miles de las piedras en 1996.

En 1973, durante una entrevista con Erich von Däniken, Uschuya declaró que había falsificado las piedras que había vendido. En 1975 Uschuya y otra campesina llamada Irma Gutiérrez de Aparcana confirmaron que habían falsificado las piedras que le dieron a Cabrera copiando las imágenes de historietas, libros de texto y revistas. Más tarde, Uschuya se retractó de la historia de la falsificación durante una entrevista con un periodista alemán, diciendo que había afirmado que eran un engaño para evitar ser encarcelado por vender artefactos arqueológicos.

En 1977, durante el documental de la BBC Pathway to the Gods, Uschuya produjo una piedra de Ica con un taladro de dentista y afirmó haber producido una pátina falsa horneando la piedra en estiércol de vaca. Ese mismo año se estrenó otro documental de la BBC con un análisis escéptico de las piedras de Cabrera, y la nueva atención prestada al fenómeno llevó a las autoridades peruanas a detener a Uschuya, ya que la ley peruana prohíbe la venta de descubrimientos arqueológicos. Uschuya se retractó de su afirmación de que las había encontrado y, en cambio, admitió que eran bromas, diciendo que «hacer estas piedras es más fácil que cultivar la tierra». Grabó las piedras utilizando imágenes de libros y revistas como ejemplo y cuchillos, cinceles y un taladro dental. También dijo que no había hecho todas las piedras. No fue castigado y siguió vendiendo piedras similares a los turistas como baratijas. Las piedras siguieron siendo fabricadas y talladas por otros artistas como falsificaciones de las falsificaciones originales.

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