P: ¿Los caballos con ojos azules son más sensibles a la luz y propensos a las enfermedades que los de ojos marrones? Siempre he oído que los ojos azules son más susceptibles a los tumores y otras complicaciones.
A: A lo largo de los años han circulado varios mitos sobre los caballos de ojos azules. El color de los ojos se refiere a la pigmentación del iris, una membrana que se encuentra bajo la córnea transparente. En el centro del iris se encuentra la abertura oscura llamada pupila. Cuando los músculos del iris se contraen o expanden, la pupila cambia de tamaño para regular la cantidad de luz que entra en el ojo. Los caballos tienen naturalmente sólo dos colores de iris: azul o marrón. Algunos caballos tienen tanto la coloración azul como la marrón en sus iris, situación que se denomina «heterocromía iridis».
Los caballos con ojos azules no son más propensos a desarrollar ninguna enfermedad ocular que los que tienen ojos marrones. Sin embargo, los caballos con iris azul suelen tener la piel rosada, en lugar de negra, alrededor de los párpados, y este es probablemente el origen del mito de que los ojos azules son más intolerantes a la luz. La piel rosa carece del pigmento protector llamado melanina, y cualquier zona de piel rosa en un caballo, incluyendo los párpados, es más susceptible de sufrir quemaduras solares dañinas que la piel negra y también es más probable que desarrolle cáncer de piel (llamado carcinoma de células escamosas).
Si un caballo tiene la piel rosa, que suele encontrarse bajo las marcas blancas, es una buena idea tomar medidas para minimizar su riesgo de cáncer reduciendo su exposición a la luz ultravioleta (UV). Las posibilidades incluyen el uso de una máscara antimoscas que bloquee los rayos UV durante el día y la restricción del tiempo de descanso a las primeras horas de la mañana, las últimas de la tarde o la noche. Y, por supuesto, ¡no deje que su caballo utilice una cama de bronceado!
Amber Labelle, DVM, MS, DACVO
Universidad de Illinois en Urbana-Champaign
Urbana, Illinois
Este artículo apareció por primera vez en el número 429 de EQUUS.
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