Objetivos: El objetivo de este análisis era identificar las perforaciones de dispositivos intrauterinos (DIU) detectadas entre los 12 y los 60 meses siguientes a la inserción del DIU, y combinar esta información con los datos (publicados anteriormente por nosotros) sobre las perforaciones detectadas en los primeros 12 meses para calcular las tasas de perforación acumuladas.
Métodos y materiales: Estudio de cohorte prospectivo y no intervencionista con nuevas usuarias de sistemas intrauterinos liberadores de levonorgestrel (LNG-IUS) y DIU de cobre. La cohorte original incluyó a 61.448 mujeres seguidas durante 12 meses. De ellas, tuvimos recursos suficientes para realizar un seguimiento y análisis adicional a los 60 meses en 39.009 mujeres. El criterio de inclusión para este análisis fue la inserción antes del 31 de julio de 2010. Todos los casos potenciales se validaron a través del profesional sanitario o de las historias clínicas. Se calcularon los riesgos relativos brutos y ajustados mediante un modelo de regresión logística.
Resultados: Se identificaron 23 perforaciones adicionales (19 LNG-IUS y 4 copper-IUD) más de 12 meses después de la inserción. Sumadas a las perforaciones detectadas a los 12 meses, la tasa global de perforaciones fue de 2,1 por 1000 inserciones (IC 95%: 1,6-2,8) para las usuarias del LNG-IUS (40 + 19 perforaciones/27.630 inserciones) y de 1,6 por 1000 inserciones (IC 95%: 0,9-2,5) para las usuarias del DIU de cobre (14 + 4 perforaciones/11.379 inserciones). Las usuarias del LNG-IUS tenían un riesgo ligeramente superior de perforación en comparación con las usuarias del DIU de cobre (ORadj 1,7; IC del 95%: 1,0-2,8). Cuarenta y cinco (58%) de las 77 perforaciones se asociaron a factores de riesgo sospechosos. La lactancia materna (RR 4,9; IC 95%: 3,0-7,8) y el tiempo transcurrido desde el parto (RR 3,0; IC: 1,5-5,4) siguieron siendo factores de riesgo significativos en las perforaciones detectadas después de 12 meses. Ninguna perforación dio lugar a lesiones graves en las estructuras intraabdominales o pélvicas.
Conclusiones: La incidencia de perforaciones uterinas en este estudio fue baja, aunque mayor que la tasa comúnmente reportada. Aproximadamente un tercio de las perforaciones se detectan 12 meses después de la inserción. Las secuelas clínicas de las perforaciones son generalmente leves y se asocian a un riesgo muy bajo de lesión de las estructuras intraabdominales y pélvicas. Implicaciones La perforación uterina es un riesgo poco frecuente asociado al uso de dispositivos intrauterinos. Pueden producirse perforaciones de diagnóstico tardío, aunque las mujeres pueden estar tranquilas porque la morbilidad asociada a la detección y extracción es baja.