Una cosa que me sorprendió de la nueva paternidad es la cantidad de tiempo que se pasa rogando que salgan los gases de otro ser humano. Eructar no era uno de los puntos fuertes de mi hija; a menudo me pasaba media hora en mitad de la noche dándole palmaditas en la espalda después de una toma, esperando ese eructo de gloria que nunca llegaba. Mi pediatra finalmente me dijo las dulces, dulces palabras: «Si no parece estar incómoda, no te preocupes». Y eso fue todo.
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Por supuesto, a menudo es evidente cuando un bebé necesita eructar: se alborota, llora y gime, y a veces el clásico método de las palmaditas y los restregones no es suficiente. En uno de mis grupos de padres de Facebook, muchas mamás y papás informan del éxito de esta técnica circular, demostrada en el vídeo de arriba por un padre llamado Dean Ferraro.
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Se sienta el trasero del bebé sobre el muslo y se le sujeta la barbilla con una mano y la parte posterior del cráneo con la otra, muy suavemente. Luego giras su cuerpo en círculo, como si estuviera haciendo un ritual Na’vi. Como señala Ferraro en el vídeo, el movimiento «involucra sus músculos abdominales para que se apriete a sí mismo». Todo lo que estás haciendo es facilitar el proceso. También puedes mover el muslo para ayudar a liberar cualquier aire adicional atrapado.
El método puede no funcionar para todos los bebés, pero cuando estás esperando desesperadamente que llegue ese gran eructo para que todos puedan descansar, seguro que es bueno tenerlo en la caja de herramientas.
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Editor de crianza, Lifehacker