Cuando conocí a mi futuro marido pensó que casarse con una mujer italiana sería de alguna manera bueno desde el «punto de vista del hombre», después de todo se piensa que las mujeres italianas son más tradicionales, apasionadas y generalmente pueden ser buenas esposas.

Cuando nos conocimos hace 12 años estaba extasiado. Le encantaba el hecho de poder aprender a hablar italiano, tener vacaciones gratis en Italia, comer y beber montones de deliciosos platos de pasta y mezclarse con italianos amantes de la vida y alegres que siempre parecen saber cómo vivir la vida al máximo.

En otras palabras, pensó que le había tocado la lotería.

La novedad pronto desapareció cuando se dio cuenta de que «no había almuerzo gratis», por así decirlo. Todo tiene un precio. ¿Cuáles son los pros y los contras de casarse con un italiano? Esto es lo que puedes esperar a grandes rasgos.

– A las mujeres italianas les encanta su comida, de hecho están obsesionadas con ella. Así que sí, espere cenas bellamente cocinadas con vinos finos a juego. Los italianos son cocineros natos y tienen un acercamiento natural a la comida, ya que suelen aprender a cocinar y a amar la comida desde una edad temprana.

– La nevera siempre estará bien surtida: Ten por seguro que nunca vas a pasar hambre: si ella organiza una cena siempre habrá comida de sobra ya que su principal preocupación será que nunca va a haber suficiente. Por eso, si ella organiza una cena para 4 personas, siempre habrá suficiente para 12.

– A las mujeres italianas les encanta ir elegantes, lo que significa estar guapas incluso sólo para ir a comprar una barra de pan al supermercado. La apariencia es muy importante en la cultura italiana. Si te vistes bien eres más presentable, más inteligente y también pareces más fiable.

Habiendo dicho que las mujeres italianas se sienten con derecho a hacer una radiografía de su hombre antes de que éste salga a la calle dándole lecciones sobre qué llevar y cómo llevarlo. En mi caso no soy sólo yo ya que hasta mi madre la pone : «¡No le dejarás salir vestido así, ¿verdad?!»

– Tienen valores familiares: aman a los niños, tienen fuertes lazos familiares y generalmente son buenas madres.

– Es cierto que disfrutan del vino, pero generalmente no se emborrachan porque sí. El vino es visto como un acompañamiento de la comida no como algo para divertirse. Los italianos básicamente no beben sin comida y mientras que en muchos países es socialmente más aceptable en Italia está mal visto. Así que si vas a tener una cita con una italiana asegúrate de no meter la pata emborrachándote la primera noche ya que no le impresionará mucho.

– No tiene sentido discutir, no importa lo bien que lo hagas, a menudo criticará tu cocina: «¡Sal de la cocina, cariño!» Incluso si sólo estás haciendo un trabajo de preparación nunca será lo suficientemente bueno. Lo siento, pero esto es cierto y así soy yo.

5) Las mujeres italianas vibran de pasión, son ruidosas y se excitan fácilmente. Mi marido a menudo suelta: «¡por favor, no grites!». A menudo no me importa y sigo siendo lo que soy. No puedo evitarlo y, francamente, me gusta. Si hay algo con lo que soy feliz, tengo que expresarlo.

En cuanto te casas con un italiano pasas a formar parte de la gran familia: hermanos, nonos, primos y primos segundos vendrán a saludarte con decenas de besos y firmes apretones de manos y pronto formarán parte de tu vida. Harán cualquier cosa por ti pero cuidado, si hay algo que no les gusta no dudarán en hacértelo saber.

Ah y más vale que sepas esto: en la mesa nunca entenderán el significado de la palabra NO y después de la tercera ración seguirán diciéndote: «¡Mangia! Mangia», ¡Come!

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