La razón de esto parece deberse al papel de la glándula pituitaria hipotalámica que se regula y reduce el estrés general. Siendo el estrés uno de los asesinos de la fuerza de voluntad.
Parece entonces, que la autoestima y el optimismo son una condición útil para que la fuerza de voluntad sea efectiva, aunque priorizarla por encima de la fuerza de voluntad es un error, la fuerza de voluntad sigue siendo la variable clave a trabajar.
Esto no significa que debamos seguir ciegamente la ruta de los optimistas, visitar la otra orilla del río emocional puede ofrecernos mucho.
Cuando intentamos eliminar los hábitos negativos, puede ser útil centrarse en los aspectos negativos y utilizar realmente el miedo como herramienta. Así, por ejemplo, cuando intentas dejar el hábito de morderte las uñas, puedes detenerte en que te hace menos atractiva.
El truco es utilizar esta negatividad sin permitir que te estrese, lo que sólo resultará perjudicial para tus esfuerzos.
Me confunde por qué la mayoría de nosotros, incluido yo mismo, somos tan acogedores e indiscriminados con nuestros pensamientos, sin regularlos, detenerlos o controlarlos. Todos dejamos que los pensamientos basura, las inseguridades, los sentimientos de celos y los miedos irracionales campen a sus anchas sin ningún tipo de vigilancia. No seríamos tan liberales con nuestro grupo de amigos o nuestra dieta, así que ¿por qué con nuestros pensamientos…?
Daniel Amen habla de los ANT’s en su libro, o Pensamientos Negativos Automatizados, que surgen y si se dejan sin controlar causarán ciertos patrones de pensamiento y pueden desafortunadamente llevar a la ansiedad y a la depresión a muchas personas. Si permitimos que los pensamientos negativos vaguen sin control, comenzarán a manifestarse como una visión negativa tanto de la vida como de nuestro propio potencial y capacidades. El pesimismo es un asesino. Lo mismo ocurre a la inversa, por suerte a través de la neuroplasticidad podemos entrenar a nuestro cerebro para que piense de forma diferente cambiando nuestros patrones de pensamiento.
«Los pensamientos son muy poderosos. Pueden hacer que tu mente y tu cuerpo se sientan bien, o pueden hacerte sentir mal. Cada célula de tu cuerpo se ve afectada por cada pensamiento que tienes»
– Dr. Daniel Amen
Si no dominas tu cerebro, empezará a trabajar en tu contra.
Así que, ¿cómo puedes actuar para ser más positivo y matar estos patrones de pensamiento negativos?
La mejor manera de conseguir cualquier cosa, ya sea material o abstracta, es convertirla en un objetivo prioritario. Está demostrado que la fijación de objetivos funciona. Convierta una perspectiva positiva en su principal objetivo para el resto del año.
2) Hágalo un hábito.
Para que el objetivo sea duradero y alcanzable, es imprescindible convertirlo en un comportamiento habitual. Esto significa centrarse en él diariamente, aplicando tanto la concentración como el esfuerzo hacia él. Si es la primera vez que establece un hábito, tómeselo con calma, sólo este hábito por ahora hasta que se consolide. Puedes hacer un seguimiento diario de tu hábito a través de la plataforma coach.me, que te ayuda a rendir cuentas y te recuerda el hábito a diario.
3) Rodéate de gente positiva
De nada sirve convertirlo en un hábito y redoblar la apuesta, si siempre que lo haces, tu familia y amigos te responden con cinismo y negatividad. El contagio de los hábitos es real, recogerás los patrones de comportamiento y pensamiento de los que te rodean. Aunque pueda parecer duro, no debes juntarte con gente negativa. No esperes que todo el mundo esté alegre todo el día, un poco de pesimismo está bien, el truco es cuando se convierte en un rasgo generalizado en alguien, empezar a distanciarte de ellos.
4) Autoconciencia
Para poder centrarte en el hábito diariamente, necesitas ser consciente de tus pensamientos y comportamientos. La meditación y el mindfulness ayudan sin duda a ello, al igual que reducir el estrés y las distracciones del entorno. Practica el arte de ser consciente de cómo piensas en determinados momentos del día. Un buen punto de partida es asignar de 3 a 5 espacios a lo largo del día para pensar en su actitud, en lo que ha pasado desde su último chequeo y en lo que es ahora.
5) Concéntrese en objetivos, proyectos y aspiraciones elevados y emocionantes
Cuando está aburrido, desmotivado y sin inspiración, es fácil caer en patrones de pensamiento negativos y ver el mundo en gris. Cuando sea consciente de que los pensamientos negativos llenan la mayor parte de su espacio mental, intente centrarse en cosas que le entusiasmen de verdad, como sus aspiraciones y grandes objetivos para la semana y el día. Anticípese a los acontecimientos emocionantes. Para que nos entusiasme el cambio de comportamiento, el objetivo tiene que ser lo suficientemente grande, tiene que ser emocionante para que sea motivador. ¿Cómo conoces tus límites? ¿Realmente te presionas a ti mismo?
6) Busca lo bueno, en lo malo
Hay verdad en el dicho «toda nube tiene un lado bueno». Cuando sucede algo, poco bueno puede resultar de morar y rumiar. Si bien hay algún beneficio en aprender lo que salió mal en una experiencia, una vez que esto se ha extraído, uno debe seguir adelante. Además, cuando sucede algo aparentemente horrible, casi siempre hay algo bueno que encontrar en la experiencia; si no lo encuentras, sigue buscando, lo más probable es que esté ahí. Las oportunidades se presentan a menudo a partir de la desgracia y es el optimista definitivo quien las encontrará, no el «realista».
No profeso haber dominado mi mente, ni mucho menos. Sin embargo, es una prioridad para mí y espero que al compartir esto, ahora te des cuenta de lo importante que es el cambio de nuestros patrones de pensamiento para nuestra fuerza de voluntad.
Si tienes alguna pregunta o estás confundido sobre algo, por favor deja un comentario abajo o puedes contactarme directamente.
Notas y referencias
Amen, D, Cambia tu cerebro, cambia tu vida
Thiel, Peter, Zero to One
MIschel, W, The Marshmallow Test