neumonía

grupo de enfermedades de los pulmones caracterizadas por la inflamación de los tejidos alveolares, intersticiales y conectivos de los pulmones y de los bronquiolos. La inflamación suele extenderse también al sistema vascular de los pulmones. La neumonía puede estar causada por virus o bacterias o puede desarrollarse a partir de lesiones fisicoquímicas resultantes de quemaduras, sustancias químicas o gases de guerra. Las neumonías víricas más comunes son la influenzal, la adenoviral y la ornitótica. Las neumonías bacterianas más comunes son la neumocócica, la estreptocócica y la estafilocócica, aunque la flora bacteriana suele ser mixta. El curso de la enfermedad puede ser agudo o crónico. La neumonía aguda es una de las enfermedades respiratorias más comunes.

Las bacterias y los virus penetran en los pulmones a través del tracto respiratorio y, con mucha menos frecuencia, a través de los vasos linfáticos y sanguíneos. El desarrollo de la neumonía depende también de la llamada reactividad o resistencia del organismo. La baja resistencia puede deberse a una fatiga excesiva, a una enfermedad preexistente, a un enfriamiento y a hábitos nocivos, como el consumo de alcohol. La neumonía puede ser lobar, lobular o intersticial según la naturaleza de los cambios en el tejido pulmonar.

La neumonía lobar afecta al lóbulo de un pulmón o a una gran parte del mismo y se caracteriza por un curso cíclico y cambios estructurales en los pulmones. El neumococo interviene con frecuencia en la génesis del proceso inflamatorio, aunque otra microflora puede ser importante. En los casos típicos, la enfermedad se inicia de forma repentina, frecuentemente con escalofríos. Otros síntomas son un rápido aumento de la temperatura corporal hasta 39° C o más, debilidad general, dolor de cabeza y tos, primero seca y luego con esputo de color óxido. Un examen indicará cambios en los pulmones y frecuentemente en la pleura. La intoxicación se revela claramente, así como el deterioro de la función de los sistemas cardiovascular y nervioso, de la sangre (leucocitosis), de los procesos metabólicos y de los riñones. La duración de la enfermedad es de entre dos y tres semanas. Si el tratamiento antibiótico se inicia pronto, la intoxicación se corrige, la temperatura baja y el paciente se siente mejor del tercer al quinto día y a veces incluso antes. La recuperación completa se produce más o menos al mismo tiempo.

Las neumonías lobulares pueden ser causadas por una variedad de agentes y pueden variar considerablemente en su desarrollo y curso. A diferencia de la neumonía lobar, la reacción inflamatoria en la neumonía lobular no cubre un lóbulo sino partes separadas (lóbulos o grupos de lóbulos) y adopta la forma de focos pequeños y generalmente múltiples. Dado que la enfermedad suele comenzar con la afección de los bronquios, esta forma también se denomina bronconeumonía. Los síntomas de la neumonía lobular son muy variados, ya que dependen en gran medida del agente causante y del estado general del paciente. Por ejemplo, la neumonía causada por el estafilococo tiene un curso prolongado, frecuentemente sin síntomas pronunciados, y muestra poca respuesta a la terapia antibiótica. Un malestar general y un inicio menos agudo que en la neumonía lobular son comunes a todos los tipos de neumonía lobular; también pueden aparecer cefalea, tos con esputo mucopurulento y un aumento de la temperatura a 37°-39° C. La exploración revela cambios en el tejido pulmonar, un embotamiento de la resonancia a la percusión y estertores sonoros húmedos en algunas partes de los pulmones. El agente causante puede encontrarse en el esputo. La duración de la enfermedad es de dos a tres semanas.

La neumonía intersticial se caracteriza por reacciones inflamatorias en el tejido conectivo intersticial de los pulmones. Sus síntomas son similares a los de la neumonía lobular. Sin embargo, dado que es imposible obtener datos claros mediante la exploración, la observación del curso de la enfermedad y los estudios radiológicos tienen un valor diagnóstico considerable.

La mayoría de los casos de neumonía aguda responden al tratamiento con antibióticos. Pero la neumonía aguda puede tener un curso prolongado, convertirse en crónica y, en ocasiones, complicarse con la supuración.

La neumonía crónica es una inflamación prolongada de los pulmones que dura meses o años y en la que no sólo se ve afectado el tejido pulmonar (alveolar, intersticial) sino también los bronquiolos y los bronquios y los sistemas vascular y linfático, es decir, los elementos estructurales de los pulmones. La neumonía crónica se caracteriza por exacerbaciones intermitentes (brotes) seguidas de remisiones temporales. La frecuencia y la intensidad de las exacerbaciones aumentan a medida que avanza la enfermedad. La neumonía crónica está causada muy a menudo por una neumonía aguda tratada de forma tardía o incorrecta, por un curso prolongado de la neumonía aguda cuando la resistencia es baja, y por la presencia de procesos inflamatorios crónicos en las vías respiratorias superiores y los bronquios. El aire polvoriento y el tabaquismo, entre otros factores, contribuyen a la enfermedad. Los síntomas de la neumonía crónica son muy variados, dependiendo de las estructuras pulmonares y bronquiales implicadas en el proceso.

Las medidas preventivas incluyen la observancia de prácticas saludables e higiénicas en el trabajo y en la vida cotidiana, el control de la contaminación atmosférica y de hábitos nocivos como el tabaquismo y el consumo de alcohol, y el tratamiento de las enfermedades de las vías respiratorias superiores. La neumonía crónica también puede prevenirse con un tratamiento cuidadoso de la neumonía aguda. El tratamiento de la neumonía aguda y de las exacerbaciones de las neumonías crónicas debe realizarse en los hospitales en la medida de lo posible. El reposo en cama y una dieta hipercalórica enriquecida con vitaminas son esenciales. Se utilizan antibióticos o sulfanilamidas, expectorantes, inhalación de oxígeno, ventosas y emplastos de mostaza. Durante las remisiones de la neumonía crónica se toman medidas para aumentar la resistencia general: un régimen conservador, ejercicio, procedimientos de fisioterapia, administración de fármacos para aliviar el broncoespasmo y tratamiento en sanatorios y centros de salud en la costa sur de Crimea, en centros de salud de montaña o en localidades con bosques de coníferas. La cirugía está a veces indicada para las lesiones segmentarias.

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N. S. MOLCHANOV

Neumonía en los animales En los animales la neumonía se presenta (generalmente en los animales jóvenes) en forma de bronconeumonía o neumonía lobar. Se produce tras un enfriamiento excesivo, la inhalación de sustancias irritantes y enfermedades infecciosas y parasitarias, como la pleuroneumonía contagiosa de los caballos, la pasteurelosis y la dictiocauliasis. Algunos de los síntomas son tos, fiebre y disnea. La neumonía en los animales puede complicarse con una inflamación supurativa o gangrena de los pulmones. El tratamiento y la prevención están dirigidos a eliminar las causas; se utilizan antibióticos, sulfanilamidas y otros fármacos.

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