Cuando Neil Armstrong murió en 2012, se achacó oficialmente a complicaciones derivadas de una operación de corazón. Pero siete años después, han salido a la luz circunstancias más turbias.
El New York Times dijo el martes que había recibido por correo 93 páginas de documentos que revelan una disputa entre la familia del astronauta más famoso de la historia y el pequeño hospital de Ohio donde fue tratado y operado.
El Cincinnati Enquirer también recibió los documentos, que fueron enviados de forma anónima.
Según los periódicos, la familia había amenazado con acusar públicamente al hospital de negligencia médica.
Al final llegaron a un acuerdo secreto que evitó el escándalo, y el hospital pagó 6 millones de dólares, de los cuales 5 millones fueron para los dos hijos de Armstrong, Rick y Mark, a cambio de su silencio.
En un correo electrónico de julio de 2014, la esposa de Mark, Wendy, una abogada, amenazó con hacerlo público durante el 45 aniversario de la misión Apolo 11, que vio a Armstrong convertirse en la primera persona en pisar la Luna.
«Si este asunto se hace público, el daño resultante a la reputación de su cliente tendría un coste mucho mayor que cualquier veredicto del jurado que podamos imaginar», escribió, según el Cincinnati Enquirer.
«Ninguna institución quiere estar remotamente asociada con la muerte de uno de los mayores héroes de Estados Unidos», argumentó Bertha Helmick, abogada de los nietos de Armstrong, en el proceso judicial de sucesión, según el Times.
Pero la viuda de Armstrong, Carol, su segunda esposa, quería que se supiera que no formaba parte del acuerdo.
El caso se refería a la decisión del hospital de Fairfield, Ohio, ahora miembro del grupo de hospitales Bon Secours Mercy Health, de no trasladar a Armstrong inmediatamente a cirugía cuando empezó a mostrar una rápida hemorragia interna, varios días después de un bypass coronario.
También se ha cuestionado la decisión original de realizar la operación de bypass.
Un portavoz del hospital dijo al Enquirer que la publicación de los detalles era «muy decepcionante».
¿Empeñarse?
Los acuerdos en las demandas por negligencia médica son habituales en Estados Unidos: Sólo un 5% acaba en los tribunales, según Michelle Mello, profesora de Derecho en Stanford. Los hospitales están asegurados contra el riesgo.
Según Mello, el mayor acuerdo de un médico en 2018 relacionado con la muerte de un hombre de 80 años fue de 1,49 millones de dólares y la mediana fue de 145.000 dólares.
Todos los casos de este tipo se reportan al National Practitioner Data Bank, pero los acuerdos por parte de los hospitales, que son raros, no lo son.
Según otro experto, William Sage, de la Universidad de Texas en Austin: «Un acuerdo de 6 millones de dólares que involucra la muerte de un nacional aquí no me parece inusualmente grande.»
El caso pone de relieve el valor de marca del nombre de Armstrong, pero también, de forma más general, de los astronautas de la época dorada de la NASA.
Cuando los hijos de Armstrong vendieron miles de objetos personales de su padre en tres subastas recientes, la recaudación superó los 12 millones de dólares, según Heritage Auctions.
En una entrevista concedida a la AFP el año pasado dijeron que querían crear una fundación y que donarían una parte a la beneficencia.
Otros Moonwalkers también han hecho caja.
Buzz Aldrin, que siguió a Armstrong en la Luna, cobra entre 50.000 y 75.000 dólares por participar en conferencias, según el sitio speaking.com.
«Pedirá un jet privado, pedirá alojamiento VIP, y lo conseguirá porque la gente quiere conocer a Buzz Aldrin», afirma Francis French, autor de varios libros sobre la historia del espacio, entre ellos uno sobre la tripulación del Apolo 15, que fue amonestada por intentar ganar dinero con la venta de sobres con matasellos autografiados que se llevaron a la Luna.
Según French, no es ningún secreto, y no se considera turbio, que los ex-astronautas busquen formas de ganar dinero una vez terminada su carrera. De lo contrario, tendrían que depender únicamente de sus relativamente míseras pensiones militares o de la administración pública.
French añadió que conocía a la familia Armstrong, y que no están motivados por el dinero.
Charlie Duke, uno de los cuatro Moonwalkers vivos, pidió en abril a la AFP 5.000 dólares por una entrevista.
«Hay un mercado. Cobran lo que pueden conseguir», dijo a la AFP John Logsdon, fundador del Instituto de Política Espacial de la Universidad George Washington. «Al fin y al cabo, estos tipos se juegan la vida, y no veo nada malo en que se lucren con ello».
En su propia carrera post-astronauta, Armstrong vivió una vida fuera de los focos y menos renumerada. Si utilizó su fama, fue principalmente en beneficio de su alma mater, Purdue.
Gracias a una importante campaña de recaudación de fondos que copresidió en la década de 1990, Purdue recaudó 250 millones de dólares, dijo la universidad a la AFP.
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