El término desmaterialización se refiere a una reducción (de hecho, una tremenda reducción) de la cantidad de materiales utilizados para satisfacer las necesidades de producción y consumo de nuestras sociedades. La desmaterialización es una estrategia orientada a los insumos que, a diferencia de las medidas tradicionales de «final de tubería», pretende abordar los problemas medioambientales en su origen. El concepto de desmaterialización sostiene que los problemas medioambientales actuales (como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad) están estrechamente relacionados con el volumen de material y energía utilizados para la producción de bienes y servicios: si los insumos disminuyen, el impacto medioambiental global también lo hará. Los argumentos a favor de la desmaterialización apuntan, por tanto, a lo mucho que debe disminuir nuestro metabolismo social.
La desmaterialización también pretende ser una respuesta al hecho de que la disponibilidad de los recursos no renovables está llegando a su fin y que algunos recursos renovables importantes, como la pesca y la madera, muestran tasas de consumo más altas que su tasa de reproducción.
La desmaterialización se utiliza a menudo en relación con el término desacoplamiento y se confunde con él. La desvinculación de recursos significa reducir la tasa de uso de recursos por unidad de actividad económica medida en el PIB. La desvinculación se refiere generalmente a la economía y sus actividades, mientras que la desmaterialización toma como punto de referencia la capacidad de la Tierra y sus limitaciones. Existe una distinción general entre desacoplamiento relativo y absoluto. El desacoplamiento relativo se consigue cuando el uso de los recursos crece menos que el PIB. El desacoplamiento absoluto significa que la economía crece pero el uso de los recursos se mantiene al menos estable o disminuye. La desmaterialización, tal y como se define aquí, se mostraría como un desacoplamiento absoluto, es decir, una reducción absoluta del uso de materiales y carbono pero sin relación con el PIB.
Algunas naciones afirman haber conseguido un desacoplamiento absoluto de su economía (es decir, estabilizar el uso de recursos a pesar del crecimiento del PIB) como resultado de sus programas de eficiencia de recursos. En realidad, el consumo de materiales y de carbono en estos países aumenta. Sólo que el consumo real de recursos tiene lugar en países de los que importan cada vez más bienes materiales. Esto plantea una cuestión de justicia medioambiental. En lo que respecta a esta balanza comercial física entre regiones, Europa es la que más cambia, mientras que Australia y América Latina son las que más asumen la carga medioambiental. Es este cambio el que ha creado la impresión de una desvinculación absoluta en Europa.
La mayoría de los países, sin embargo, muestran una desvinculación relativa, lo que significa que el consumo de materiales sigue aumentando pero a un ritmo más lento que la producción económica.
Ya sea que se produzca una desvinculación relativa o absoluta: las soluciones tecnológicas y basadas en el mercado siguen estando lejos de ser adecuadas para la escala del desafío al que se enfrentan si la población y los ingresos siguen creciendo. Por lo tanto, un mecanismo más apropiado para la desvinculación absoluta son los topes de carbono y de recursos, por ejemplo, como se prevé en los acuerdos de tope y comercio que reducen la posibilidad de «fugas» y rebotes (Resource Cap Coalition, 2012). El objetivo de los acuerdos de límites máximos es lograr una reducción absoluta del uso de recursos mediante derechos de emisión de recursos que se reducen progresivamente año tras año. Esto puede transformar constantemente los patrones de producción y consumo e incentivar las innovaciones hacia productos y servicios con bajos insumos materiales. Un tope de recursos planificado también puede contribuir a relocalizar la economía con ciclos económicos más cortos y una mayor autosuficiencia.
Esta entrada del glosario se basa en una contribución de Sylvia Lorek
Lorek, S. (2014) Dematerialización. En: D’Alisa, G., Demaria, F. y Kallis, G. (eds) Degrowth: Vocabulario para una nueva era. Nueva York: Routledge.
Resource Cap Coalition (2012) Capping resource use – Proposal for a reduction of non- renewable energy use within the EU. Budapest.
Para más información
Dittrich, M., Giljum, S., Lutter, S., Polzin, C. (2012) ¿Economías verdes en el mundo? – Implicaciones del uso de recursos para el desarrollo y el medio ambiente. Viena: SERI.