4.3.1 Breve descripción de la IL-5
La IL-5 fue descubierta durante los experimentos de Schimpl y Wecker (1972), que investigaban cultivos de linfocitos tratados con concanavalina A. Inicialmente, la IL-5 se designó como factor de sustitución de las células T (TRF) porque se demostró que activaba la diferenciación de las células B en ausencia de células T. Investigaciones posteriores revelaron que el TRF tiene muchas otras funciones, como la regulación de la síntesis de inmunoglobulinas, así como la influencia sobre las células T, los eosinófilos y los basófilos. Debido a su similitud con otras ILs, finalmente fue rebautizada como «interleucina 5» (Takatsu et al., 1988).
La IL-5 representa una proteína homodimérica de 15 kDa que comprende dos motivos de haces helicoidales. Un transcrito primario de 30 kDa de IL-5 requiere un corte proteolítico posterior para formar una proteína madura de 134 aminoácidos. En general, se sabe que la IL-5 es producida por los eosinófilos, los basófilos, los linfocitos CD4+ Th2, las células progenitoras CD34+, los mastocitos, las células T asesinas naturales invariantes y las células de Reed Sternberg (Sehmi et al., 1997; Phillips et al., 2003; Sakuishi et al., 2007; Takatsu, 2011). La producción de IL-5 puede ser desencadenada por diversos alérgenos o bacterias (por ejemplo, Mycobacterium tuberculosis o Toxocara canis). El efecto biológico de la IL-5 se ejerce a través del receptor de la IL-5, que se expresa de forma ubicua en el cuerpo humano (Takaki et al., 1990). Como se ha mencionado anteriormente, el receptor está compuesto por una subunidad βc común y una subunidad IL-5α única. La citocina se une específicamente a esta última subunidad, pero la transición posterior de una señal es imposible sin la primera. Curiosamente, se ha descubierto que la IL-5 desencadena diferentes vías de señalización en distintas células. Se sabe que en las células B, la IL-5 actúa a través de las vías PI3K, Jak2, tirosina quinasa Btk, Vav, Shc y HS1 (Sato et al., 1994; Adachi y Alam, 1998), mientras que en los eosinófilos se ha informado que activa las vías Jak2/Stat1, Lyn, MAPK, PI3K y Syk (Pazdrak et al., 1995; Yousefi et al., 1996; Adachi y Alam, 1998). El gen que codifica la IL-5 comparte el mismo grupo con los genes IL-3, IL-4, IL-13 y GM-CSF en ratones y humanos (Le Beau et al., 1989).
Las funciones biológicas de la IL-5 son muy diversas, por lo que mencionaremos brevemente sólo las básicas. En primer lugar, la IL-5 se considera un factor importante para el crecimiento y la diferenciación de las células T y las células B activadas. En segundo lugar, tiene un profundo impacto en la diferenciación, activación, supervivencia y proliferación de los eosinófilos (Takatsu et al., 1994; Takatsu y Nakajima, 2008). Se ha demostrado que los ratones deficientes en IL-5 tienen un número reducido de eosinófilos circulantes y no pueden implementar la respuesta eosinofílica a las infecciones (Foster et al., 1996; Kopf et al., 1996). En tercer lugar, se sabe que esta citoquina atrae a los eosinófilos y evita su apoptosis (Ochiai et al., 1997; Hamelmann et al., 1999; Tomaki et al., 2000). En cuarto lugar, se descubrió que la producción de IL-5 aumentaba significativamente con la IL-2. En particular, la estimulación con IL-2 contribuyó profundamente a la síntesis de IL-5 en un subconjunto específico de células de la placa de Peyer tanto in vitro como in vivo (Kuraoka et al., 2004). Además, la IL-5, a su vez, es capaz de aumentar la producción de células T citotóxicas mediada por la IL-2 y de estimular la liberación de mediadores de los basófilos (Huston et al., 1996). En quinto lugar, se encontró que la sobreexpresión de la IL-5 estaba asociada a un marcado aumento de los niveles circulantes de IgM, IgA e IgE, lo que sugiere que esta citocina contribuye a una importante alteración del perfil inmunitario (Tominaga et al., 1991). Como se desprende de los datos mencionados, la IL-5 tiene una gran importancia biológica. Por último, cabe señalar que la revisión de Takatsu (2011) resume el conocimiento de la estructura, las funciones y la señalización de la IL-5 y, por lo tanto, puede recomendarse su lectura adicional.
En la actualidad, se cree que la IL-5 desempeña un papel en una amplia gama de enfermedades. El uso de la terapia con anticuerpos contra la IL5 ha demostrado una eficacia potencial en pacientes con asma, dermatitis atópica, poliposis nasal, síndrome hipereosinofílico, esofagitis eosinofílica y síndrome de Churg-Strauss (revisado por Corren, 2012). En cuanto a la enfermedad maligna, los estudios son escasos y limitados. Los resumiremos y discutiremos brevemente.