El 24 de abril de 1965, miles de armenios protestaron en las calles de Ereván durante el quincuagésimo aniversario del Genocidio Armenio, solicitando el reconocimiento del mismo por parte del gobierno, pero las tropas soviéticas entraron en la ciudad y restablecieron el orden. Para evitar más protestas, el Kremlin aceptó erigir un monumento en honor de los que perdieron la vida en esta atrocidad. En 1967 se construyó un monumento en Ereván, diseñado por los arquitectos y Kalashian Mkrtchyan, que consiste en una estela de 44 metros que simboliza el renacimiento nacional de los armenios y doce monolitos dispuestos en círculo para representar las doce provincias perdidas ahora en territorio turco. En el centro del círculo arde una llama eterna en memoria de los muertos, mientras que, a lo largo del camino que lleva al monumento, un muro conmemorativo de 100 metros de largo recuerda los nombres de los pueblos donde se produjeron las matanzas.
La independencia y la guerra por Nagorno Karabaj
El 23 de agosto de 1990, un año antes del colapso de la Unión Soviética, Armenia declaró su independencia, aunque no fue reconocida oficialmente hasta el 21 de septiembre de 1991, día en que se proclamó la nueva República de Armenia. Sin embargo, las tensiones entre Armenia y Azerbaiyán siguieron creciendo a causa del territorio de Nagorno-Karabaj, culminando en el estallido de la guerra entre ambos países que, a pesar del alto el fuego establecido en 1994, sigue sin resolverse .
Armenia hoy
Armenia ha experimentado un notable desarrollo desde su independencia, a pesar del bloqueo de las fronteras con Turquía y Azerbaiyán, y desde entonces se la conoce como «el Tigre del Cáucaso», con una tasa de crecimiento de dos dígitos. El desarrollo está financiado por la red internacional de expatriados de la diáspora, que aportan 1.500 millones de dólares cada año: cerca del 20% del PIB. La pobreza sigue siendo generalizada: para combatirla, el gobierno apoya las exportaciones centradas en la alta tecnología y el capital humano y, aunque en los últimos cinco años el auge económico se ha redimensionado, Armenia sigue siendo un país con un fuerte crecimiento gracias a las relaciones amistosas que mantiene con los demás países vecinos: Rusia, Georgia e Irán.