La respuesta corta y rápida es NO, Oregón no es un estado de bienes gananciales. Pero, ¿qué significa eso en realidad?
La división de los bienes en un divorcio tiene un impacto sustancial en su situación financiera en el futuro. Las regulaciones varían mucho de un estado a otro, por lo que el lugar donde usted vive también influye en este paso. Nuestros vecinos de la Costa Oeste, Washington y California, utilizan el modelo de bienes gananciales. Como resultado, a menudo surge la pregunta:
¿Qué son los bienes gananciales frente a la distribución equitativa?
Aunque las regiones al norte y al sur de nosotros adoptan el enfoque de bienes gananciales, en realidad son la minoría. Sólo nueve de los 50 estados de la Unión -y Alaska por acuerdo- se adhieren a los estatutos de bienes gananciales. El resto practica el reparto equitativo. Oregón entra en esta categoría.
¿Pero cuáles son las diferencias y cómo afectan a los acuerdos de divorcio?
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Propiedad comunitaria:
Los estados de propiedad comunitaria consideran que todos los bienes y deudas adquiridos durante el matrimonio pertenecen por igual a ambos cónyuges. La ley presume la propiedad conjunta, independientemente de quién haya adquirido un bien concreto.
En caso de divorcio, el tribunal divide los bienes como tal. Esto no quiere decir que lo dividan todo a partes iguales, sino que estos bienes están para ser divididos.
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Distribución equitativa:
A diferencia de los estados de bienes gananciales, la distribución equitativa considera que los bienes pertenecen al cónyuge individual que los ha ganado. Cuando se trata de un divorcio, no existen reglas establecidas para la división de los bienes. El tribunal divide los bienes entre ambas partes de manera justa y equitativa. Las dos partes se sientan, normalmente con abogados, jueces o mediadores, para determinar la forma ideal de dividir los bienes conyugales.
Tanto en los estados de distribución equitativa como en los de bienes gananciales, aunque los métodos pueden ser diferentes, la idea general es que cada uno de los cónyuges salga en relativa igualdad de condiciones. Además, el objetivo es que ambos mantengan un nivel de vida similar al que disfrutaban durante el matrimonio.
Es posible que los cónyuges resuelvan por sí mismos cómo dividir los bienes. Si ambas partes llegan a un acuerdo, el tribunal generalmente lo aceptará, a menos que se incline drásticamente a favor de una de las partes. Incluso una vez que los tribunales intervienen, se puede argumentar a favor de la propiedad.
Se puede argumentar que el otro cónyuge no contribuyó tanto a una determinada adquisición. O las dos partes también pueden negociar y regatear. Por ejemplo, tal vez usted esté dispuesto a ceder la posesión de un coche a cambio del título de propiedad de un barco.
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El divorcio también trata la deuda como cualquier otro bien. Si se acumuló durante el matrimonio, se considera como propiedad marital. Las obligaciones financieras se dividen en función de la capacidad de pago y de quién es más responsable. Sin embargo, si era preexistente, sigue siendo responsabilidad del cónyuge que la adquirió en primer lugar.
Saber que Oregón es un estado de distribución equitativa, no un estado de bienes gananciales, es un buen punto de partida para entender el proceso.
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