El platino, que se confunde fácilmente con la plata, no es en realidad tan blanco como ésta, sino que tiene un color blanco grisáceo mucho más valioso que el oro.
Los metales de la familia del platino, formada por el rutenio, el rodio, el paladio, el osmio, el iridio y el platino, son metales de transición caracterizados por sus fuertes enlaces interatómicos y su alta densidad. El carácter y la fuerza de estos enlaces son los que determinan la estructura cristalina y las propiedades físicas por las que es más conocido el platino: maleable, dúctil, resistente a la corrosión, puntos de ebullición y fusión elevados, propiedades eléctricas estables, no se oxida en el aire a ninguna temperatura y es insoluble en ácido clorhídrico y nítrico. Con todas estas valiosas propiedades, el platino se ha utilizado en muchas formas de aplicaciones industriales. Por ejemplo, este metal de color blanco plateado se utiliza en joyería fina, equipos de laboratorio y odontología. Aunque el platino es el metal más abundante del grupo, se considera más precioso que el oro y suele costar mucho más.
La densidad del platino puro es de 21,45 g/cm3, la masa por volumen determinado. Sin embargo, el platino se encuentra a menudo con pequeñas cantidades de otros metales de la familia del platino en yacimientos de Columbia, Ontario, los Montes Urales y en algunos estados del oeste de Estados Unidos. El porcentaje de impurezas en el metal, ya sea uno de los metales de la familia, el silicio o el calcio, altera las propiedades mecánicas del producto final. La presencia de silicio lo hace duro y quebradizo, mientras que los metales del grupo del platino reducen su ductilidad. Por tanto, hay que prestar especial atención a los métodos utilizados en la fundición, el refinado y el procesamiento del metal para mantener las propiedades deseadas.
Olivia Tai — 2004