Por EDWARD RUBIN
Para aquellos que amaron Clueless, la película de culto de 1995 protagonizada por Alicia Silverstone y Paul Rudd, vieron la serie de televisión (1996-99) basada en la película, y tal vez leyeron los 21 libros para jóvenes adultos de Cher, bueno, Clueless está de vuelta. Esta vez se trata de un musical de dos horas y media de duración, repleto de bailes acrobáticos, en la cara, sobreactuado, con explosiones de hormonas adolescentes, lleno de diversión y respaldado por una banda de seis músicos.
Producida por el siempre aventurero The New Group (Sweet Charity, The Jerry Springer Show), y adaptada para el escenario por Amy Heckerling («Fast Times at Ridgemont High») a partir de su guion cinematográfico original, y dirigida por Kristine Hanggi, Clueless, The Musical se representa actualmente fuera de Broadway en el teatro más pequeño del Pershing Square Signature Center hasta el 12 de enero de 2019.
Clueless es la divertida versión moderna de Heckerling de la novela de Jane Austin de 1815 «‘Emma». Fascinada por las costumbres sociales que se describen en la novela, Heckerling ha sacado de forma muy inteligente el elenco de personajes de Austin y las líneas argumentales básicas y las ha trasladado al entorno contemporáneo del instituto de Beverly Hills, en torno a 1995.
Protagonizada por la ganadora del Emmy Dove Cameron (la serie diurna de Disney «Liv y Madie») en el papel de Cher Horowitz, Clueless es un paralelismo de los intentos bienintencionados, pero erróneos, de Emma por encontrar pareja a medida que se acerca a la joven edad adulta. La historia nos recuerda que aprender a navegar por el mundo de los cotilleos, la jerarquía social y el cortejo son los mismos ritos de paso por los que todos hemos tenido que pasar durante nuestros propios años de instituto.
Heckerling se ha ceñido a la historia y la estructura originales de la película utilizando canciones populares de los años 90 -algunas de ellas de la banda sonora original de la película-, pero ha reescrito las letras para que se ajusten más a la acción de la obra. A veces esto funciona y a veces no.
Méticamente trazada, Clueless se compone de 40 escenas y 21 canciones, todas ellas divididas por igual entre los dos actos del musical. Al menos la mitad de la obra tiene lugar en el instituto, en clase, en el gimnasio y en los pasillos de la escuela.
La otra mitad nos encuentra con Cher en su casa, donde vive con Mel, su poderoso padre abogado (Chris Hoch). La mayoría de las veces, se enfrenta a su hermanastro visitante Josh (un maravilloso Dave Thomas Brown).
Cuando no está en casa, Cher está de viaje, yendo o saliendo de una fiesta y, en una divertidísima escena, se examina del carnet de conducir (ingeniosas proyecciones callejeras de Darrel Maloney).
El público también puede ir de compras a Barney’s con Cher y su mejor amiga Dionne (Zurin Villanueva) y ver cómo Cher se prueba trajes llamativos (cortesía de la diseñadora de vestuario Amy Clark).
A lo largo de la producción, nos seducen los enérgicos números de baile de la coreógrafa Kelly Devine y nos llevan a cantar canciones (con las nuevas letras de Heckerling) originalmente interpretadas por grupos e intérpretes como TLC, Michael Bolton, M.C. Hammer, En Vogue, N’Sync, Deee-Lite y Des’ree.
Dove Cameron lleva todo el espectáculo a sus espaldas (su nombre refleja el título del musical, después de todo). Es la reina de todas las escenas, así como la narradora de la obra, que en ocasiones ofrece asideros rápidos, escritos por Heckerling, directamente al público.
Cameron, una verdadera estrella con aspecto de Disney -todas parecen parecerse- se parece a una joven Kristen Chenoweth. Ambas actrices son rubias, del lado diminuto, pueden actuar, bailar y enviar su voz hacia el cielo; en este caso el balcón.
Por supuesto, una reina necesita un reparto estelar para apuntalar su reinado. Aquí conocemos a los 17 personajes de Clueless, algunos en cameos, y un par interpretando más de un papel.
Los protagonistas, todos ellos estereotipos reconocibles de la película, son divertidísimos de ver. Se nota, y no hace falta ser adivino para ello, que a todo el reparto le encanta este musical y le encantan todas las respuestas alegres del público. (La noche que asistí, el teatro estaba lleno de chicos de instituto, que aplaudían a rabiar después de cada número.)
En Clueless hay un montón de giros y caras, suficientes para mantenerte en vilo. Cher, una instigadora nata, es implacablemente enérgica en todos los frentes, desde engañar a los profesores para que le suban las notas de los boletines ofreciendo innumerables excusas de por qué no ha sacado un sobresaliente. Su excusa, «me acaban de dejar, me ha afectado mucho a la cabeza», consigue que su profesor de gimnasia le suba la nota. Otro profesor le sube la nota después de que Cher diga que está organizando una campaña de redacción de cartas sobre la ley de contaminación.
Sin embargo, la principal preocupación de Cher (aparte de las compras y los cambios de imagen) es hacer parejas románticas. Algunos tienen éxito, otros fracasan. La hazaña más ingeniosa y bien tramada -y también la conexión adulta más conmovedora- es la que tiene lugar entre su profesor de debate, el Sr. Hall (Chris Hoch), que le puso una C a Cher, y otra profesora, la Srta. Geist (Megan Sikora). De complejidad shakespeariana, se falsifican y plantan notas, se inician rumores, se produce un cambio de imagen y entran en liza las entradas que vinculan a los dos profesores a un concierto de Mozart, todo ello con el fin de que el Sr. Hall le suba la nota. El desencadenante de este montaje fue la simple idea de Cher de que la gente feliz pone notas felices.
En otra escena de cambio de imagen, Cher y Dionne deciden tomar bajo su tutela a Tai (Ephie Aardema), una estudiante de secundaria recién matriculada. Con un nuevo peinado, maquillaje y un vestido ajustado, Tai pasa de ser una chica corriente a una belleza llamativa. En un abrir y cerrar de ojos, atrae la atención de Travis (un carismático Will Connolly), uno de los estudiantes de la escuela, y así nace otra posible pareja de enamorados.
Aparte de un fabuloso juego de piernas y una moda extravagante, en la cresta de toda esta intriga de alta energía, la relación entre Cher y Josh, obvia para el público desde su primer choque, comienza a calentarse de verdad.
Pronto estamos en una boda. No la de Cher ni la de Josh. Tendrás que ver la obra para adivinar de quién es. Cuando la obra llega a su fin, el amor está en el aire, y todo el reparto está en el escenario besándose, bailando y dándose de comer la tarta al ritmo de Kids in America de Kim Wilde. No se podría desear un final más edificante.
Disposición teatral: Amy Heckerling, Directora: Kristin Hanggi, Coreógrafa: Kelly Devine
Dirección musical: Matthew Smedal
Técnica: Diseño escénico: Beowulf Boritt, Diseño de vestuario: Amy Clark, Diseño de iluminación: Jaso Lyons, Diseño de sonido: Gareth Owen, Diseño de proyección: Derrel Maloney, Peluquería, Eig, Diseño de maquillaje: Leah J. Loukas, Supervisión musical, arreglos y orquestación: Ethan Popp, Supervisor de producción: Five Ohm Productions
Dirigido por Kristin Hanggi y con libro y letras escritas por Amy Heckerling, Clueless, The Musical se estrenó el 11 de diciembre de 2018 tras 3 semanas de preestrenos en el Griffin Jewel Box Theatre at Signature Theater, 460 West 42nd Street, Nueva York. Está previsto que se cierre el sábado 12 de enero de 2019. El espectáculo dura aproximadamente 2 horas y media. Las entradas están disponibles por teléfono en el 212-244-7529, en la taquilla o en línea en https://thenewgroup.org
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