Los ataques son repentinos y, cuando ocurren, es muy fácil que cunda el pánico. Pero con unas sencillas tácticas de autodefensa en tu haber, no tiene por qué ser así. Mantente a salvo en la calle con estos cinco movimientos esenciales y prepárate para cualquier cosa.
En primer lugar, aquí tienes algunas reglas generales para cuando te ataquen:
●Haz todo el ruido posible. Mientras te defiendes, grita/chilla a tu agresor para llamar la atención sobre tu ubicación, para que los transeúntes puedan intervenir.
●Usa la cabeza, las rodillas y los codos donde puedas. Estas son las partes más duras de tu cuerpo, por lo que proporcionarán el mayor impacto (si se utilizan de forma eficiente).
●Recuerda: el objetivo es huir. No te pongas en más peligro. Si consigues herir a tu agresor, aprovecha la oportunidad para ponerte a salvo.
Entrénate con un experto y asegúrate de estar preparado en caso de necesidad.
Herir su nariz
Usando la palma de tu mano, golpea a tu agresor con un movimiento ascendente hacia delante contra su nariz. La nariz es extremadamente sensible, así que incluso un movimiento tan simple como éste puede hacer que se rompa o sangre. Sea cual sea el resultado, debería estar lo suficientemente herido como para que puedas salir de allí.
Destrúyelo con una llave de muñeca
Si piensas rápido, puedes incapacitar momentáneamente a tu atacante con una llave de muñeca. Para ello, voltea la palma de la mano de tu asaltante hacia arriba, y luego gírala y fuérzala hacia el suelo. Esto les despistará, pero probablemente no detendrá el ataque por completo, así que combina esta táctica con un ataque propio (como una patada en la ingle o un cabezazo) antes de escapar.
Pínchales el ojo
Suena sencillo, pero algo tan pequeño como pinchar a tu agresor en el ojo puede detenerle, ya que le hará mucho daño y no podrá ver lo que está haciendo. No tengas miedo de ser un poco contundente: muchos expertos en defensa personal recomiendan utilizar un «arma», como las llaves, para defenderte, asegurándote de que la visión de tu atacante se vea afectada el tiempo suficiente para que puedas huir.
Golpe de cabeza hacia atrás
Si un atacante te agarra por detrás, echa la cabeza hacia atrás con toda la fuerza que puedas para golpearle en la cara o el cuello. Esto debería aflojar su agarre. Si no te suelta del todo, agáchate y mete la mano entre las piernas para agarrar la parte posterior de su pantorrilla o rodilla, y tira de ella hacia ti con toda la fuerza posible. Deberían perder el equilibrio o incluso caer de espaldas por completo, dándote más tiempo para salir.
Golpe de cabeza hacia delante
Muchos atacantes intentan inmovilizar a sus víctimas contra la pared. Si esto te ocurre, tienes varias opciones. O bien sumerges tu cuerpo un poco y luego sales disparado para darles un cabezazo en la mandíbula, o bien, si sus brazos están a ambos lados de ti, les das un puñetazo tan fuerte como puedas en la axila para que uno se desprenda.
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