Todo el mundo produce gases y todo el mundo necesita expulsarlos. La cantidad depende de cada persona, y hay un amplio rango de «normalidad». La expulsión de gases es normal; sin embargo, puede ser embarazosa o causar molestias. Una mejor comprensión de las causas de los gases intestinales puede ayudar a la mayoría de las personas a reducir los síntomas y encontrar algo de alivio.
Fuentes de los gases intestinales
El gas en el tracto digestivo (el esófago, el estómago, el intestino delgado y el intestino grueso) proviene de dos fuentes:
- el aire tragado y
- la descomposición normal de ciertos alimentos no digeridos por bacterias inofensivas que están presentes de forma natural en el intestino grueso.
Aire tragado – La deglución de aire (aerofagia) es una causa común de gases en el estómago. Todo el mundo traga pequeñas cantidades de aire al comer y beber. Sin embargo, comer o beber rápidamente, hablar mientras se come, masticar chicle, fumar o llevar dentaduras postizas sueltas puede hacer que algunas personas ingieran más aire.
Los eructos son la forma en que la mayor parte del aire tragado sale del estómago. El gas restante pasa al intestino delgado, donde se absorbe parcialmente. Una pequeña cantidad viaja hacia el intestino grueso para ser liberada a través del recto. (El estómago también libera dióxido de carbono cuando el ácido estomacal y el bicarbonato se mezclan, pero la mayor parte de este gas es absorbido por el torrente sanguíneo y no entra en el intestino grueso.)
Bacterias – Los gases son producidos como un subproducto cuando ciertos materiales alimenticios son digeridos por bacterias naturales en el intestino grueso, o colon. Estas bacterias se encargan de digerir materiales como los hidratos de carbono complejos (azúcar, almidones y fibra que se encuentran en muchos alimentos) y la celulosa, que normalmente no se digieren en el tracto gastrointestinal superior.
La cantidad y la mezcla de gases dependen de los tipos de bacterias que hay en el colon; cada persona tiene un surtido único de bacterias desde su nacimiento. Estos gases incluyen hidrógeno, dióxido de carbono y, en algunas personas, metano. Los gases traza, como el sulfuro de hidrógeno, son responsables del olor. Los alimentos que producen gases en una persona pueden no causarlos en otra.
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Adaptada de la publicación IFFGD #155 compilada por William F. Norton, editor de publicaciones, International Foundation for Functional Gastrointestinal Disorders, Milwaukee, WI.