Aunque se la denomine infección de orina en realidad se trata de una infección que afecta al sistema urinario y puede estar causada por cualquier tipo de microorganismo (bacterias, virus hongos o parásitos), aunque lo más frecuente es que sea de origen bacteriano. Si la infección se adquiere a través de las vías urinarias afectará a la uretra, la vejiga y/o los uréteres; pero si el contagio se ha producido a través de la sangre, entonces lo más probables es que se sitúe en los riñones.
En términos generales, la infección de orina puede ser desencadenada por cualquier problema que provoque una disminución del flujo urinario: piedras en el riñón, hiperplasia benigna de próstata, etc. Igualmente, se puede adquirir la infección de orina al mantener relaciones sexuales, lo que es la causa más frecuente entre las mujeres. El uso de catéteres o sondas para la exploración y el tratamiento de afecciones del sistema urinario pueden resultar en una infección si no están debidamente esterilizados.
También hay malformaciones congénitas que pueden favorecer una infección de orina recurrente en los bebés, y que puede resolverse mediante cirugía. Asimismo, la edad es otro factor de riesgo, pues las personas mayores de 60 años tienen más posibilidades de sufrirlas. No hay que olvidar, finalmente, que cualquier enfermedad que comprometa el sistema inmunológico abre la vía a una posible infección.
Los síntomas más frecuentes son los siguientes:
- Aumento de la frecuencia de micción, muchas veces con sensación de urgencia.
- Dolor, picor o sensación de ardor en la uretra en el momento de orinar.
- En las mujeres, picor vaginal y enrojecimiento de la vulva.
- Dolor durante las relaciones sexuales.
- Cambios en el color, olor y textura de la orina.
- Fiebre.
- Vómitos y náuseas.
- Si la infección de orina afecta a los riñones puede sentirse dolor en los costados y la zona lumbar de la espalda.
En el caso de los niños los síntomas que pueden hacer pensar en la existencia de una infección de orina son irritabilidad, incontinencia urinaria, fiebre e inapetencia.
El tratamiento dependerá del tipo de microorganismo que haya causado la infección de orina, por lo puede ser necesario realizar un antibiograma para elegir el fármaco más eficaz en cada caso: antibióticos, antivirales o antifúngicos. No obstante, habrá que comprobar que no existe ningún problema que obstruya el flujo de orina, ya que en tal caso será necesario tratar también este problema.