El descubrimiento del punto G y la verificación de su anatomía e histología allanaron el camino para una mejor comprensión. Hasta 2012, el punto G se definía como un fenómeno de respuesta sexual fisiológica sin un correlato anatómico identificable. La debilidad de esta definición es que una respuesta fisiológica no puede existir sin una base anatómica, por lo que se formuló la pregunta que motiva el presente estudio: ¿Son suficientes los datos científico-clínicos actuales para resolver la controversia sobre la existencia anatómica de un punto G? Es importante precisar que hasta ahora no se ha publicado ninguna revisión sistemática del punto G. Las búsquedas manuales y electrónicas revelaron estudios postmortem e in vivo que describían el punto G y los hallazgos informados dentro de las directrices PRISMA-IPD. El objetivo de la presente revisión fue proporcionar información basada en la evidencia relacionada con el punto G. Los artículos se evaluaron en cuanto a su calidad mediante instrumentos validados. Se revisaron las publicaciones sobre el punto G desde 1950 hasta mayo de 2019. De los 279 artículos de texto completo examinados, 30 cumplieron los criterios de elegibilidad. Los hallazgos indican que existen datos científicos-clínicos fiables que apoyan la existencia de una estructura anatómica del punto G. La congestión transitoria de la pared vaginal anterior-distal está causada por el atrapamiento de sangre dentro de la estructura del punto G. El examen histológico descartó efectivamente el punto G, ya que el órgano no puede ser responsable de la eyaculación femenina, puesto que no se identificó ningún tejido glandular. Por último, los resultados de este estudio podrían ayudar a desarrollar nuevas intervenciones terapéuticas y quirúrgicas para tratar la disfunción secundaria del punto G. Además, esta revisión indica amplias oportunidades para nuevas investigaciones científico-clínicas y, por lo tanto, ha hecho avanzar el campo. Clin. Anat. 32:1094-1101, 2019. © 2019 Wiley Periodicals, Inc.