Es el viejo debate: ¿es la danza un deporte? La respuesta es, sin duda, SÍ. Por supuesto, la danza es mucho más que un deporte. Pero cuando nos adentramos en la logística de todo ello, es imposible no reconocerlo como el esfuerzo atlético que es. Aquí hay 10 razones por las que la danza se puede considerar un deporte.
Exige una resistencia loca
¿Qué es eso, jugadores de fútbol? ¿Tenéis que correr de un lado a otro del campo durante 90 minutos? Pues bien, los bailarines tienen que tener la resistencia necesaria para aguantar un espectáculo de la misma duración, y se supone que no debemos mostrar al público lo mucho que respiramos.
Es supercompetitivo
No, no jugamos en la Super Bowl, pero podríamos estar en la carrera por ser el mejor bailarín. E incluso más allá del mundo de la danza competitiva, los bailarines compiten constantemente por papeles y puestos de trabajo.
Da forma a nuestros cuerpos
Así como puedes identificar a un atleta serio caminando por la calle por la musculatura y la postura, también puedes distinguir a un bailarín inmediatamente. Al fin y al cabo, nuestros cuerpos son nuestros instrumentos.
El estiramiento es imprescindible
Al igual que otros atletas -¡más que la mayoría de ellos!- tenemos que estirarnos como locos para rendir al máximo.
Enfatiza la fuerza
En casi cualquier deporte, la fuerza es la clave. En la danza, sin la fuerza, no hay manera de que podamos superar un espectáculo entero.
Con todas las hazañas locas que los bailarines tienen que realizar, no es de extrañar que nos lesionemos tan a menudo como -si no más- otros atletas.
Se requiere el mejor equipo
Un jugador de béisbol nunca utilizaría un guante que no fuera perfecto; un bailarín nunca llevaría unas zapatillas de punta que no fueran perfectas.
Los uniformes pueden ser necesarios
Los miembros de los equipos de danza saben un par de cosas sobre los colores del equipo. Y los estudiantes de ballet que tienen que llevar ciertos leos para ciertas clases también entienden el poder de la uniformidad.
Se necesitan años de entrenamiento
Al igual que todos los atletas profesionales, los bailarines necesitan años y años de estudio para convertirse en lo mejor que pueden ser, un proceso que requiere determinación, impulso y mucho trabajo.
Exige sacrificio y disciplina
Como cualquier deporte, ser bailarín no es nada fácil. Pero es lo que nos gusta hacer, lo que hace que toda la sangre, el sudor y las lágrimas merezcan la pena.